Venga, que estamos en navidad. Ayer me acordaba de la versión incorrecta del cuento de Caperucita Roja. Ya sabéis: Lobo Feroz: ¿Adónde vas Caperucita?. C.Roja: "Adonde me sale del ...". L.F.: "Vaya lo que ha cambiado el cuento".
O aquéllo de que Caperucita llega a casa de la abuelita, y ésta le pregunta, "Caperucita, dónde te has entretenido, que has tardado tanto", y la susodicha contesta, "Para empezar, llámame señora de Feroz".
Tanta incorrección me ha llevado a buscar una versión mas adecuada a los días de hoy, que fuera aprobada por la comisaría políticamente correcta, y he dado con la versión adaptada a nuestros días. Con mucha guasa, se transcribe a continuación. En todo caso, sonría por favor (y si se ríe de usted mismo, ande va a parar, mucho mejor).
"Erase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representaba un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era. Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque.
Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana.
De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta.
-Un saludable tentempié para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es -respondió.
-No sé si sabes, querida -dijo el lobo-, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques.
Respondió Caperucita:
-Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial -en tu caso propia y globalmente válida- que la angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, SÍ me perdonas, debo continuar mi camino.
Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de Occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación, inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho. Caperucita Roja entró en la cabana y dijo: -Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca.
-Acércate más, criatura, para que pueda verte -dijo suavemente el lobo desde el lecho.
-¡Oh! -repuso Caperucita-. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo. Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!
-Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.
-Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes!... relativamente hablando, claro está, y a su modo indudablemente atractiva.
-Ha olido mucho y ha perdonado mucho, querida.
-Y... ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes! Respondió el lobo:
-Soy feliz de ser quien soy y lo que soy -y, saltando de la cama, aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla.
Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal.
Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnico en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que pasaba por allí. Al entrar en la cabana, advirtió el revuelo y trató de intervenir. Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente.
-¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? -inquirió Caperucita.
El operario maderero parpadeó e intentó responder, pero las palabras no acudían a sus labios.
-¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo! -prosiguió Caperucita-. ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre?
Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre".
James Finn Garner “Cuentos infantiles políticamente correctos”. Editorial Circe, Barcelona, 1998.
martes, 22 de diciembre de 2009
domingo, 1 de noviembre de 2009
¿Milagro en Lerma?
A propósito de un artículo que hoy publica "El País Semanal" (aseguro que leo otras publicaciones, desde un lado al otro, y que es coincidencia que las dos últimas entradas beban en la misma fuente), llamado "El milagro de Sor Verónica", que trata del auge que ha experimentado el convento de clarisas de Lerma (de la Orden a la que las novias tienen que llevar una docena de huevos para que no llueva el día de su boda), y que puede leerse en el siguiente enlace
http://www.elpais.com/articulo/portada/milagro/sor/Veronica/elpepusoceps/20091101elpepspor_7/Tes
Personalmente tengo otra visión distinta de la ayuda y auxilio al necesitado. Es la acción directa, que no importa que esté amparada bajo una ideología o religión si respeta a la persona y no busca proselitismo. Lo realmente duro es eso, que también garantiza dormir en tabla o suelo duro, comer lo que haya o lo que se pueda, doblar la espalda para cuidar al enfermo o para cerrarle los ojos, y no sentir mas desesperación que la que nace de la solidaridad y de la hermandad de hombres y mujeres. Claro, alguien dirá que esta visión es "buenismo", y que la de Sor Verónica es fruto del Espiritu Santo. Yo siempre me he preguntado, y no preciso de mas repuesta que su ejemplo de vida y obra, porqué Vicente Ferrer no continuó en la Iglesia oficial. No vale que lo hizo para casarse, para tenger hijos carnales, o bienes terrenales. Al final todo consiste en canalizar el espíritu humano, y hay que se lo lleva a su abrevadero, y otros riegan los campos con él. Y el milagro de Lerma se parece en demasía a otros milagros que jalonan la historia de la Iglesia. Creo que es marketing dentro de una gran empresa con grandes posiblidades de desarrollo profesional. Como en cualquier empresa que vive de la venta de sus productos, tangibles o intangibles, que las hay.
Para otra visión del tema, nada coincidente con la mía, aunque perfectamente complementaria, pueden pasar por el siguiente enlace http://elatril.dominicos.org/ Al final sólo se requiere respeto.
http://www.elpais.com/articulo/portada/milagro/sor/Veronica/elpepusoceps/20091101elpepspor_7/Tes
Personalmente tengo otra visión distinta de la ayuda y auxilio al necesitado. Es la acción directa, que no importa que esté amparada bajo una ideología o religión si respeta a la persona y no busca proselitismo. Lo realmente duro es eso, que también garantiza dormir en tabla o suelo duro, comer lo que haya o lo que se pueda, doblar la espalda para cuidar al enfermo o para cerrarle los ojos, y no sentir mas desesperación que la que nace de la solidaridad y de la hermandad de hombres y mujeres. Claro, alguien dirá que esta visión es "buenismo", y que la de Sor Verónica es fruto del Espiritu Santo. Yo siempre me he preguntado, y no preciso de mas repuesta que su ejemplo de vida y obra, porqué Vicente Ferrer no continuó en la Iglesia oficial. No vale que lo hizo para casarse, para tenger hijos carnales, o bienes terrenales. Al final todo consiste en canalizar el espíritu humano, y hay que se lo lleva a su abrevadero, y otros riegan los campos con él. Y el milagro de Lerma se parece en demasía a otros milagros que jalonan la historia de la Iglesia. Creo que es marketing dentro de una gran empresa con grandes posiblidades de desarrollo profesional. Como en cualquier empresa que vive de la venta de sus productos, tangibles o intangibles, que las hay.
Para otra visión del tema, nada coincidente con la mía, aunque perfectamente complementaria, pueden pasar por el siguiente enlace http://elatril.dominicos.org/ Al final sólo se requiere respeto.
domingo, 25 de octubre de 2009
La emoción
Como no puedo dejar que este momento se pierda en el tiempo, os pongo el enlace a la crónica que Juan José Millás publica hoy domingo en el País Semanal sobre Pasqual Maragall.
Dice el autor que quería escribir sobre el Alzheimer, y, a grandes rasgos, el enfermo le ha estropeado el reportaje.
http://www.elpais.com/articulo/portada/sueno/cabeza/elpepusoceps/20091025elpepspor_8/Tes
En una entrada posterior daré mi opinión, porque ahora, con la inmediatez de la emoción subida, estoy convencido de que cualquier cosa que escriba será profundamente moñas.
Dice el autor que quería escribir sobre el Alzheimer, y, a grandes rasgos, el enfermo le ha estropeado el reportaje.
http://www.elpais.com/articulo/portada/sueno/cabeza/elpepusoceps/20091025elpepspor_8/Tes
En una entrada posterior daré mi opinión, porque ahora, con la inmediatez de la emoción subida, estoy convencido de que cualquier cosa que escriba será profundamente moñas.
lunes, 12 de octubre de 2009
Comienzo (oficioso) del otoño
El otoño ha comenzado; aunque haga un calor impropio, aunque las tardes se pasean muy agradablemente, dentro de poco la Unión Europea nos impondrá la noche a las cinco de la tarde, y será el momento en el que debemos guardar nuestras mejores energías para otros momentos. Hasta entonces iremos contando los días para los puentes que nos conduzcan, poco a poco, hasta una nueva primavera que propicie la salida de nuestros refugios invernales.
Lo mismo ésto no afecta a quienes se encuentren a la orilla del mar (Mediterráneo, desde luego), pero en lo que me respecta, procuraré una escapadita a Lisboa, bajo la lluvia.
Pero como todo no debe ser nostalgia, aún en los peores momentos, debemos sacar fuerza, que van a llegar días mejores.
http://www.goear.com/listen/cd89b28/Only-when-you-leave-spandau-ballet
Layin' in the after glow
I only want to learn what you know
But now you're leavin'
How many hearts must you break
And how many calls must I make
But now you're leavin'
In this world all that I choose has come unbearable
But love is in your touch
Ooh, it's killing me so much
Chorus:
Oh only when you leave
I'll need to love you
And when the action has all gone
I'm just a little fool enough to need you
A fool enough too long
Only when you leave, you'll leave in danger
Ooh, I'll make sure that you pay
So give a little passion to a stranger
And take this soul away
I only want to make this things last
So how could this have gone so fast
And now you're leavin'
How many times must I learn
It's only when you've gone that I burn
And now you're leavin'
In the end, all that is left has come unbearable
It's hard to change your mind
So leave it all behind
(Chorus)
Layin' in the after glow
I only want to learn what you know
Ooh, but now you're leavin'
How many hearts must you break
And how many calls must I make
But now you're leavin'
In this world all that I choose has come unbearable
But love is in your touch
Ooh, it's killing me so much
(Chorus)
Woo-oh-oh-oh...no no no no
Only when you leave, you'll leave in danger
Ooh, I'll make sure that you pay
So give a little passion to a stranger...
Lo mismo ésto no afecta a quienes se encuentren a la orilla del mar (Mediterráneo, desde luego), pero en lo que me respecta, procuraré una escapadita a Lisboa, bajo la lluvia.
Pero como todo no debe ser nostalgia, aún en los peores momentos, debemos sacar fuerza, que van a llegar días mejores.
http://www.goear.com/listen/cd89b28/Only-when-you-leave-spandau-ballet
Layin' in the after glow
I only want to learn what you know
But now you're leavin'
How many hearts must you break
And how many calls must I make
But now you're leavin'
In this world all that I choose has come unbearable
But love is in your touch
Ooh, it's killing me so much
Chorus:
Oh only when you leave
I'll need to love you
And when the action has all gone
I'm just a little fool enough to need you
A fool enough too long
Only when you leave, you'll leave in danger
Ooh, I'll make sure that you pay
So give a little passion to a stranger
And take this soul away
I only want to make this things last
So how could this have gone so fast
And now you're leavin'
How many times must I learn
It's only when you've gone that I burn
And now you're leavin'
In the end, all that is left has come unbearable
It's hard to change your mind
So leave it all behind
(Chorus)
Layin' in the after glow
I only want to learn what you know
Ooh, but now you're leavin'
How many hearts must you break
And how many calls must I make
But now you're leavin'
In this world all that I choose has come unbearable
But love is in your touch
Ooh, it's killing me so much
(Chorus)
Woo-oh-oh-oh...no no no no
Only when you leave, you'll leave in danger
Ooh, I'll make sure that you pay
So give a little passion to a stranger...
viernes, 2 de octubre de 2009
El síndrome de Iznogud
Reproduzco con autorización del autor, seguidor del blog, un artículo publicado hace un tiempo y que incide en el tema de la anterior entrada:
Iznogud era un personaje de tebeo, que yo leía cuando era pequeño. El guionista creador del personaje era Goscinny, el mismo de Asterix, visir de un imaginario reino de las mil y una noches, y se caracterizaba como un ser de pequeño tamaño, pretendidamente ingenioso, pelota, artero, traicionero, y sobre todo aquejado por un terrible complejo de inferioridad. También se le recuerda por su frase, “quiero ser califa en lugar del Califa”.
Es por ello que se conoce como síndrome de Iznogud a una actitud psicológica que se aprecia en los segundones que en realidad son incapaces de llegar a ser los protagonistas principales de aquello que se proponen, incluso en sus vidas. Normalmente les ocurre como al Visir Iznogud, que cuando llegaba a ser califa en lugar del Califa era notoriamente incapaz de ejercer el cargo. El afectado por el citado síndrome piensa que está relegado injustamente, y se conforma con ejercer un poder efectivo desde la sombra, para lo cual no dudan en medrar, manipular, acercarse a individuos bondadosos o incapaces, pero con poder de atracción o de seducción, y los utilizan para ser alguien por fin, y guardan la secreta idea de que si ellos tuvieran ese imán serían irresistibles. Y en realidad no es que no tengan magnetismo; es que en el supuesto caso que lo tuvieran, su presencia causaría el efecto que la aproximación de dos polos del mismo signo.
Al final se idean incomprendidos y guardan un rencor sordo que vierten sobre quienes actúan de buena fe con ellos, o sobre quienes tienen que soportar sus decisiones, a menudo caprichosas por sentirse disfrutando del mero ejercicio de un poder. Son el protoejemplo del acosador. Dice el Dr. González de Rivera (“El maltrato psicológico”, Espasa-Calpe, Madrid 2.002), que los factores que determinan la personalidad del acosador son la mediocridad, la envidia y el control, la cual presenta una peculiar combinación de rasgos narcisistas y paranoides que le permiten autoconvencerse de la razón y justicia de su actividad destructiva (página 86, op. cit.).
No resulta extraño encontrarse con individuos de esta calaña en organizaciones jerarquizadas, porque una vez que acceden a la misma se hacen imprescindibles para sus superiores: siempre tendrán una palabra de halago para ellos; identificarán al supuesto causante del problema que preocupa a su señor, o lo crearán para poder imputarlo a la víctima que hayan escogido. Y sólo son una parte de sus capacidades, siendo quizás la mas destacable de ellas la de manipulación para hacer propios los méritos ajenos y ajenos los errores propios. Pese a todo, estos sujetos siempre se harán con un grupo de aduladores temerosos de su poder; que le seguirán en sus inquinas y maquinaciones, porque además creerán que les deben su honra y vida.
También es posible que Iznogud se auxilie de un adláter, epítome de su oscura existencia, aparentemente mas desgraciado que él, que aprende a su lado el oficio, con menos aspiraciones de poder y ansias de cargos, y que cuando menos se lo espera, resulta que llega a ser Iznogud en lugar de Iznogud, aunque sus nombres masculinos o femeninos nos suenen mas familiares y cotidianos.
Iznogud era un personaje de tebeo, que yo leía cuando era pequeño. El guionista creador del personaje era Goscinny, el mismo de Asterix, visir de un imaginario reino de las mil y una noches, y se caracterizaba como un ser de pequeño tamaño, pretendidamente ingenioso, pelota, artero, traicionero, y sobre todo aquejado por un terrible complejo de inferioridad. También se le recuerda por su frase, “quiero ser califa en lugar del Califa”.
Es por ello que se conoce como síndrome de Iznogud a una actitud psicológica que se aprecia en los segundones que en realidad son incapaces de llegar a ser los protagonistas principales de aquello que se proponen, incluso en sus vidas. Normalmente les ocurre como al Visir Iznogud, que cuando llegaba a ser califa en lugar del Califa era notoriamente incapaz de ejercer el cargo. El afectado por el citado síndrome piensa que está relegado injustamente, y se conforma con ejercer un poder efectivo desde la sombra, para lo cual no dudan en medrar, manipular, acercarse a individuos bondadosos o incapaces, pero con poder de atracción o de seducción, y los utilizan para ser alguien por fin, y guardan la secreta idea de que si ellos tuvieran ese imán serían irresistibles. Y en realidad no es que no tengan magnetismo; es que en el supuesto caso que lo tuvieran, su presencia causaría el efecto que la aproximación de dos polos del mismo signo.
Al final se idean incomprendidos y guardan un rencor sordo que vierten sobre quienes actúan de buena fe con ellos, o sobre quienes tienen que soportar sus decisiones, a menudo caprichosas por sentirse disfrutando del mero ejercicio de un poder. Son el protoejemplo del acosador. Dice el Dr. González de Rivera (“El maltrato psicológico”, Espasa-Calpe, Madrid 2.002), que los factores que determinan la personalidad del acosador son la mediocridad, la envidia y el control, la cual presenta una peculiar combinación de rasgos narcisistas y paranoides que le permiten autoconvencerse de la razón y justicia de su actividad destructiva (página 86, op. cit.).
No resulta extraño encontrarse con individuos de esta calaña en organizaciones jerarquizadas, porque una vez que acceden a la misma se hacen imprescindibles para sus superiores: siempre tendrán una palabra de halago para ellos; identificarán al supuesto causante del problema que preocupa a su señor, o lo crearán para poder imputarlo a la víctima que hayan escogido. Y sólo son una parte de sus capacidades, siendo quizás la mas destacable de ellas la de manipulación para hacer propios los méritos ajenos y ajenos los errores propios. Pese a todo, estos sujetos siempre se harán con un grupo de aduladores temerosos de su poder; que le seguirán en sus inquinas y maquinaciones, porque además creerán que les deben su honra y vida.
También es posible que Iznogud se auxilie de un adláter, epítome de su oscura existencia, aparentemente mas desgraciado que él, que aprende a su lado el oficio, con menos aspiraciones de poder y ansias de cargos, y que cuando menos se lo espera, resulta que llega a ser Iznogud en lugar de Iznogud, aunque sus nombres masculinos o femeninos nos suenen mas familiares y cotidianos.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
Valientes
Esta mañana asistí a la puesta en escena de un esperpento: una mujer contra un sistema.
Hagamos la presentación: la primera trabajadora en un mundo de hombres, menospreciada, aislada, y finalmente expulsada del parnaso.
Según su empresa, el acoso moral es toda conducta, práctica o comportamiento, realizada de forma sistemática o recurrente en el seno de una relación de trabajo, que suponga directa o indirectamente un menoscabo o atentado contra la dignidad del trabajador, al cual se intenta someter emocional y psicológicamente de forma violenta u hostil, y que persigue anular su capacidad, promoción profesional o su permanencia en el puesto de trabajo, afectando negativamente a su entorno laboral.
Dice la trabajadora que todo eso le ha pasado. Quizás no se tiene en cuenta porque la definición de su empresa habla de un trabajador, no de una trabajadora. Quizás; o no.
Lo cierto es que uno a uno todos reconocen su dedicación al trabajo, las gónadas que no tiene (la naturaleza le ha puesto otras distintas), y sobre todo su valentía. Pero conjuntamente, detrás del acosador. No todos, pero si muchos y, aunque te asombres, muchas.
Tan valientes todos y todas que..., eso será la segunda parte, cuando llegue.
Hagamos la presentación: la primera trabajadora en un mundo de hombres, menospreciada, aislada, y finalmente expulsada del parnaso.
Según su empresa, el acoso moral es toda conducta, práctica o comportamiento, realizada de forma sistemática o recurrente en el seno de una relación de trabajo, que suponga directa o indirectamente un menoscabo o atentado contra la dignidad del trabajador, al cual se intenta someter emocional y psicológicamente de forma violenta u hostil, y que persigue anular su capacidad, promoción profesional o su permanencia en el puesto de trabajo, afectando negativamente a su entorno laboral.
Dice la trabajadora que todo eso le ha pasado. Quizás no se tiene en cuenta porque la definición de su empresa habla de un trabajador, no de una trabajadora. Quizás; o no.
Lo cierto es que uno a uno todos reconocen su dedicación al trabajo, las gónadas que no tiene (la naturaleza le ha puesto otras distintas), y sobre todo su valentía. Pero conjuntamente, detrás del acosador. No todos, pero si muchos y, aunque te asombres, muchas.
Tan valientes todos y todas que..., eso será la segunda parte, cuando llegue.
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