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Un viernes de abril, el Gobierno redujo la velocidad máxima en autopistas y autovías a 110 kms/hora. Se razonó que se pretendía el menor consumo de un petróleo que costaba mucho dinero a España (así, toda una), que no lo podía pagar. Pregunta, ¿a cuál petróleo se referían, aquél del que se obtenía el carburante que luego yo gastaba en mi coche, o al que gastaba el ingente parque móvil de las (multi)Administraciones Püblicas?. Si se refería al segundo, la solución siempre fue sencilla, porque con reducir las velocidades de los vehículos del ingente parque móvil, ya habrían ahorrando sin necesidad de alterar las normas con la consiguiente sensación de inseguridad jurídica creada. Creo que si no se lo plantearon fue porque no había nadie con carné que importase (de producir o fabricar ni hablamos) unas cajas negras para controlar las velocidades a las que iban los conductores de vehículos de tal flota pública. Y si se pasaban de velocidad, pues la legalidad vigente en el ámbito laboral o funcionarial.
Sin embargo, parece que ahora podemos afirmar que no era eso lo que se buscaba, sino aumentar la presión recaudatoria de la Dirección General de Tráfico. Efecto logrado: se ignora. Se habló de la reducción de siniestralidad, pero lo curioso es que los accidentes se producían y se siguen produciendo en las vías donde la velocidad máxima no fue alterada (vías secundarias). Si hubo menos fallecidos mas bien parece que obedecía al condicionante psicológico de conductores/as, pero no a la velocidad, no modificada.
De la misma forma que se redujo la velocidad, se repuso la previa de 120 kilómetros por hora. Las razones, que el precio del petróleo había bajado. Sinceramente creo que el Gobierno lo dice porque saben que somos tontos de capirote. Quien lo dude que busque el histórico de los precios del carburante por ejemplo en esta página http://www.gasofa.es/, o en esta otra si quiere entretenerse un poco mas http://www.mityc.es/energia/petroleo/Precios/Informes/InformesMensuales/Paginas/IndexInformesMensuales.aspx.
Es decir, tampoco es creible tal razón.
Sin embargo demos otro enfoque: los impuestos que gravan el litro de carburante, o Impuestos Especiales sobre Hidrocarburos e IVA que se aplica sobre el coste bruto del litro mas dichos impuestos, ejemplo sangrante de doble imposición que teóricamente no permite nuestro ordenamiento jurídico. De esa manera, "aproximadamente el 60% del precio de la gasolina sin plomo son impuestos, por lo que de los 1,28 euros que nos cuesta un litro de tal carburante, 0,76 euros son para las tragaderas insaciables de la Hacienda pública que padecemos. Y lo peor es que todo ello repercute en otros muchos medios, como el transporte, por lo que su encarecimiento está directamente relacionado con los precios de toda clase de mercancías de primera necesidad -pan, leche, carnes, huevos, etcétera-, mientras la Hacienda pública mira hacia otro lado, como si fuera ajena a tales despropósitos. Por eso, muchos creemos que los responsables primeros de tan insoportables carestías están en sus despachos ministeriales, cómodamente instalados, viendo cómo se exprimen nuestras carteras, viviendo felices de espaldas a la sociedad" (fuente, http://www.elpais.com/articulo/opinion/Carburantes/impuestos/elpepiopi/20110127elpepiopi_6/Tes).
Ahora si que podríamos completar las incógnitas de la ecuación: a menos velocidad, menos consumo, luego menos recaudación impositiva (el elemento fijo es que el coste del petróleo no lo sufraga el Estado, sino las empresas de refino que lo adquieren en un mercado mas bien regulado por lobbys que libre, pero ahora no entramos a verlo). Entonces, para incrementar la recaudación impositiva, es preciso aumentar el consumo, luego hay que aumentar la velocidad. Y de paso, la recaudación vía DGT no disminuye.
La imagen final es que hace un par de semanas, de 9,30 a 10 horas, en un tramo de 60 kilómetros de autovía/carretera secundaria en el cual sólo hay un radar fijo, junto con éste había tres radares móviles y un total de once números de la Agrupacíón de Tráfico de la Guardia Civil. Conté diez vehículos parados. Era imposible que parasen mas, lo que supone que lo mismo alguien ha recibido la notificación directamente en su domicilio (aclaro que en mi caso no ha sido así, y despejo dudas sobre la motivación de esta entrada). Otra, en el límite de la carretera Toledo-Ciudad Real están instalados dos radares fijos, de los que funcionan según parece. Entre ambos hay 1.500 metros de distancia. Sábado a las 17 horas: un número de la Agrupación de Tráfico estaba instalando un trípode con un radar móvil a un kilómetro del segundo de los radares fijos, en un badén. En el coche, en la explanada de un bar, dos guardias civiles.
No hablamos del cambio de señales, que es harina (o tremolina) de otro costal.
Pues creo que ya he averiguado porqué bajaron el límite de velocidad, y porqué lo han vuelto a subir.
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